MI PRIMER AÑO COMO PROFESOR
El domingo 5 de febrero inicie mi travesía hacia Suarez
Cauca mi nuevo lugar de trabajo; arranque desde Popayán con destino a Suarez más
específicamente hacia la vereda agua blanca en el resguardo nasa de cerro
tijeras, el viaje fue largo y tuve
nervios pues la verdad no conocía y me perdí en el trayecto luego de tanto voltear
y voltear llegue casi a las 8 de la noche a la escuela, allí me estaban
esperando la cocinera de la escuela y el presidente de la vereda, esa noche no
pude dormir bien de la emoción.
Era mi primer día como profesor en la pequeña escuela rural
de Agua Blanca. Sentía una mezcla de nervios y emoción mientras recorría el
sendero polvoriento rodeado de exuberantes montañas verdes. Llegué temprano,
cuando el sol apenas asomaba sobre las cumbres. Los niños ya estaban allí,
jugando alegremente en el patio antes de empezar las clases. Me presenté
entusiastamente ante mis 11 nuevos estudiantes, desde los inquietos de tercer
grado hasta los aplicados de quinto que en realidad no eran tan aplicados, pero
era más responsables. Les expliqué que enseñaría todas las materias y que
esperaba que aprendiéramos juntos. Ellos me miraban con ojos brillantes, aunque
un poco tímidos al principio.
En los primeros meses, trabajé duro para ganarme su
confianza y respeto. En la primera semana pinte el salón y organice la escuela ya
que estaba un poco descuidada. Aprendí sus nombres, sus personalidades, sus
historias. Descubrí que mi mayor reto no sería impartir los conocimientos, sino
comprender sus circunstancias únicas: algunos caminaban varios kilómetros para
llegar a la escuela cada día; otros debían ayudar en casa y cuidar
hermanos. poco a poco y con mucho
esfuerzo, logré crear un ambiente de aprendizaje cálido y seguro para que
pudieran abrir sus mentes. Les enseñé no solo de libros, sino también con
juegos, arte, música y tiempo al aire libre. Me llenaba de alegría ver sus
caritas iluminarse cuando entendían algo nuevo. La escuela era como nuestro
segundo hogar.
Sí, fue difícil acostumbrarme al aislamiento de la vereda o
conseguir materiales con nuestro pequeño presupuesto. Pero ver a mis
estudiantes progresar y destacarse, fue la mayor recompensa. Su ingenio y
perseverancia me inspiraron cada día. Hubo un momento en el que decidí generar
un gran impacto en sus vidas así que con gran esfuerzo les empecé a enseñar
sobre cocina, panadería, repostería y la verdad fue una gran experiencia muy
gratificante para todos, los niños se divirtieron y fueron muy felices.
Al terminar el año, sentí gran orgullo en nuestros logros
conjuntos ya que logré graduar a mi primera promoción de grado 5 y fue en ese
momento que supe que este era mi verdadero propósito: cultivar el futuro de
Agua Blanca, semilla por semilla. Mi primer año como profesor había terminado,
pero mi labor recién comenzaba...
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